Revista Ciencias de la Tierra

La erupción del Vesubio del año 79: Explorando el cerebro de un bello durmiente

Una noche duermes una siesta boca abajo en tu trabajo y de repente el volcán que está a 7 km de distancia hace erupción y te ves atrapado por sus fenómenos. ¿Qué tanto de ti crees que se conservará y será investigado por geólogos y arqueólogos luego de 2.000 años?

26 Enero 2021 | Por Alfredo Rivas

| Un vistazo al volcán Vesubio, ¿te atreverías a subirlo y mirar hacia adentro de su cráter? Fotografía de jul14ka

Palabras clave: Volcán Vesubio – Herculano – Cerebro Vitrificado

Volvía de mis vacaciones en Islas Santorini cuando un colega de la Facultad de Periodismo me invitó a su recinto privado en el área metropolitana de Nápoles. Todavía me quedaban algunos días más antes de retomar mis obligaciones laborales y me pareció una buena idea ponerme al día con mi viejo amigo.

Estaba particularmente interesado en visitar nuevamente Pompeya, pero mi anfitrión intervino: — ¡pero si ya conoces Pompeya hombre! Te llevaré a Herculano donde venden unas sfogliatelle que te mueres. — Le tuve que explicar mi itinerario deseado contándole parte de mi aventura en Islas Santorini y mi charla con aquel geólogo en el bar. — Entonces con mayor razón debemos ir a Herculano — me respondió con un tono misterioso.

| Un acercamiento a Herculano, ahora sabes que está a 7 km del volcán Vesubio en Italia. Atento al Colegio de los Augustales que ya será mencionado en esta historia. 

VÍDEO DE ALFREDO RIVAS

|Glosario|

Sede de los Sacerdotes Augustales, colegio de sacerdotes quienes profesaban el culto al emperador Augusto.

Tipo de roca ígnea con estructura vítrea que se forma por el enfriamiento rápido de la lava.

Es un tipo de microscopio capaz de producir imágenes de alta resolución de la superficie de una muestra mediante la aplicación de un haz de electrones (en vez de un haz de luz).

Es una unidad de longitud del Sistema Internacional de Unidades que equivale a la millonésima parte de un milímetro.

Incluye todas aquellas técnicas utilizadas para determinar la estructura electrónica de los materiales mediante excitación por rayos X.

Este tipo de erupción es violenta y se caracteriza por su alto grado de explosividad en las cuales se expulsan grandes volúmenes de gas y fragmentos volcánicos, formando columnas eruptivas que pueden superar los 30 km de altura.

La combinación de fragmentos de material volcánico y gases se desplazan por gravedad a través de las laderas a altas velocidades.

Mientras papeábamos nuestras sfogliatelle mi colega se dispuso a contarme lo que había estado manteniendo en secreto hasta ahora: — Pompeya no fue la única ciudad destruida por la erupción del Vesubio el año 79, pero, aunque las circunstancias de Herculano no son tan famosas, aquí se relata una de esas ominosas historias que sé te fascinará — continuó diciéndome con el mismo tono de misterio.

— Qué emocionante — le interrumpí sarcásticamente, me desagrada que la gente no vaya al meollo del asunto.

— Relájate, que vale la pena — se rio, luego continuó con un tono profundo — en la década de los 60 se realizaron unas excavaciones en las antiguas ruinas de Herculano, lideradas por un famoso arqueólogo, ese tal Amedeo Maiuri. Se cuenta que súbitamente uno de sus ayudantes se le vio despavorido escapando del Colegio de los Augustales1 con el rostro desfigurado por el terror, ¿qué crees que vio adentro? — me interrogó con su distintiva mirada de intriga.

— No lo sé — respondí, mientras me inclinaba hacia delante, al fin estaba comenzando a captar mi interés.

— En una pequeña habitación, en un lecho de madera, inmerso en material volcánico había diferentes formas irregulares e incrustaciones. Ya imaginarás la sorpresa del ayudante cuando se dio cuenta que eso inmerso formaba la silueta de un hombre y que las formas irregulares eran restos de su esqueleto.

| Intenta pasar el ratón por encima de las formas irregulares e incrustaciones, espero que no salgas corriendo despavorido. A y B son muestras misteriosas, ¡sigue con la historia y lo sabrás! Sus diámetros son de 2 mm aproximadamente. Fotografía obtenida de Petrone et al. 2020.

— Vale, vale, eso está muy bien, pero porqué sería más impresionante que la gente petrificada en Pompeya — no me molesté en ocultar mi decepción.

— Es por ese humor que tienes por lo que viajas a islas por ahí sin que nadie te quiera acompañar, querido amigo — bromeó, aunque a mí no me hizo mucha gracia — lo insólitamente interesante son las incrustaciones encontradas: eran vidrio — terminó de decir antes de una pausa.

— ¿Obsidiana2?

— No, aquellos vidrios no tenían origen volcánico y estaban ubicados en unos sitios muy curiosos: dentro de su cráneo y bajando la columna vertebral. — me miró a los ojos con una sonrisa. Intuí que estaba disfrutando el cambio de la expresión de mi rostro puesto que en ese momento ya me estaba haciendo una idea de lo que realmente encontraron.

— Pero eso…, es imposible.

— Sin embargo, no lo es: ese vidrio era parte del cerebro y la médula espinal preservada de ese hombre.

— Detente un momento, ¿cómo lo saben?

— Fue un hallazgo reciente, mediante un microscopio electrónico de barrido3 y procesamiento de imágenes con una resolución sin comparación, pudieron describir y visualizar el tejido vitrificado, que era nada más y nada menos que un tejido neuronal, incluso llegando a observar morfologías nanométricas4 que concluyeron eran los axones de las neuronas.

— Si no lo veo, no lo creo.

| Quizás tú también eres tan escéptico como nuestro protagonista, así que te muestro las imágenes obtenidas mediante el microscopio electrónico de barrido de las muestras A y B, ¿te acuerdas dónde fueron extraídas? En la muestra A (cerebro) se ven las estructuras de los axones cerebrales. En la muestra B (médula espinal) se destaca en verde los axones, en amarillo y naranjo, se destacan también algunas estructuras celulares. Fotografía obtenida de Petrone et al. 2020.

— ¿No te basta con eso? Pues mediante espectroscopía de rayos X5 detectaron que la composición del vidrio era material orgánico, rica en oxígeno y carbono. Además, observaron una serie de estructuras de proteínas en la muestra. Al compararla con bases de datos de proteínas del cerebro humano, todas coincidían con alguna del catálogo. ¡Vamos! Hay muchas evidencias.

— Pero ¿cómo se conservaron?

— Sabes cómo se forma el vidrio, ¿cierto?

— Entiendo que cuando un material líquido disminuye abruptamente su temperatura solidifica sin formar estructuras cristalinas.

Mi amigo asintió y luego continuó su explicación. — Lo que se sabe es que luego de algunas horas pasada la fase de la erupción pliniana6, mientras el conserje del Colegio de Augustales yacía boca abajo en el lecho de su habitación (¡yo sostengo que él dormía en vez estar vigilando!) llegó un proceso volcánico que, a una temperatura sobre los 500°C, encendió su grasa corporal, vaporizó sus tejidos blandos y carbonizó sus huesos.

— ¿Tienes que describírmelo tan explícitamente? — le dije mientras él se encogía de hombros y continuó. — En fin, luego el material vaporizado de sus tejidos neuronales tuvo que equilibrarse rápidamente a la temperatura ambiente y de ese modo transformarse en vidrio.

De repente una idea comenzaba a germinar en mí, acaso ese proceso volcánico no es… — ¿qué clase de proceso volcánico ocurrió? — le pregunté para confirmar mis sospechas.

— Creo que le llaman corriente de densidad piroclástica7

— ¡Mi archienemiga! — pensé en mi interior, así es, desde ese momento la he declarado mi archienemiga. Entonces, tanto Akrotiri, como Pompeya y Herculano fueron destruidos por corrientes de densidad piroclásticas.

— Se cuenta que luego, nuevas corrientes de densidad piroclásticas se encargaron de destruir la infraestructura y enterrar Herculano. No fue hasta 1710 que se descubrió el asentamiento nuevamente a los ojos de la humanidad. — De ese modo finalizó su relato.

Nos retiramos del restaurante y visitamos las ruinas ese mismo día. Obviamente, fui a curiosear al Colegio de los Augustales y me acerqué a observar a ese pobre conserje. Dicen que tan solo era un joven en sus años mozos. Le miré y le hablé apesadumbrado — No alcanzaste a vivir hasta tu vejez, pero incluso en tu muerte aún nos puedes decir algo, ¿no? ¿Qué otros secretos desentrañarán tus restos cerebrales a los investigadores? ¿Qué tan diferente eras realmente de nosotros?

— ¡Vámonos! ¡Creo que se me antoja otra sfogliatella! — me gritó mi colega arruinando mis solemnes reflexiones.

Luego nos encaminamos de vuelta hacia el atardecer.

Referencias

  1. Gurioli, L., Cioni, R., Sbrana, A., & Zanella, E. (2002). Transport and deposition of pyroclastic density currents over an inhabited area: the deposits of the AD 79 eruption of Vesuvius at Herculaneum, Italy. Sedimentology, 49(5), 929–953. Link
  2. Petrone, P., Giordano, G., Vezzoli, E., Pensa, A., Castaldo, G., Graziano, V., Sirano, F., Capasso, E., Quaremba, G., Vona, A., Miano, M. G., Savino, S., & Niola, M. (2020). Preservation of neurons in an AD 79 vitrified human brain. PLOS ONE, 15(10), e0240017. Link
  3. Petrone, P., Pucci, P., Niola, M., Baxter, P. J., Fontanarosa, C., Giordano, G., Graziano, V., Sirano, F., & Amoresano, A. (2020). Heat-Induced Brain Vitrification from the Vesuvius Eruption in c.e. 79. New England Journal of Medicine, 382(4), 383–384. Link