Revista Ciencias de la Tierra

El concepto de evolución y diseño inteligente

Viendo delfines y simios los sapiens nos sorprendemos que estos sean tan humanos. Lo paradójico es que es al revés, hay que sorprenderse que nosotros seamos tan animales. Los humanos somos como un iceberg, un 80 por ciento de emociones subconscientes, y un escaso 20 de racionalidad consciente. Admitido esto podemos abordar con mayor objetividad nuestra evolución con sus mitos y prejuicios.

31 Mayo 2021 | Por David Rabadà

| Cometa Halle Bop. Hay muchas ideologías evolutivas que pretenden iluminarnos, pero todas ellas están llenas de intenciones e intereses sin fundamentos científicos.

FOTOGRAFÍA DE DAVID RABADÀ

Palabras clave: Evolución – Dieño Inteligente – Cienciología – Creacionismo – Prejuicios

Aristóteles decía que «no todo puede ser demostrado, de lo contrario la cadena de la demostración sería interminable. Por algo hay que empezar, y se comienza con ideas a pesar que no sean demostrables». En tal caso el concepto de evolución es algo muy simple, significa simplemente cambio y demostrable. En Biología estos cambios se dan a muchos niveles. Si en el sino de una especie estas transformaciones son leves se habla de variedades sin pensar que una de ellas devenga una especie distinta a la anterior. Sería el caso de las distintas tonalidades de piel en los humanos, las formas de sus narices o las texturas de su cabello. En todo ello, con o sin adaptación, se habla de variabilidad dentro de una misma especie. E insisto, con o sin adaptaciones. No todos los rasgos se explican por adaptación ya que la evolución trabaja con lo antecedente sin conocer el futuro incierto.

Por encima de la evolución por variabilidad puede ocurrir que los cambios alteren tantos patrones que se crea oportuno definir una nueva especie. En tal caso la variabilidad ha dejado paso a la especiación, a la evolución de una nueva entidad genética. Este fue el caso del paso de australopitecinos a Homo entre otros.

En ambos, entre variabilidad y especiación, hubo cambios o evolución. Es decir, la evolución no es una teoría o hipótesis como algunas ideologías se empecinan en publicar en sus medios. La evolución simplemente es un hecho observable. Una teoría es una asociación de ideas que pretende describir la realidad, no serlo. En cambio la evolución es real en base a los cambios fósiles, a las mutaciones genéticas y a lo más paradigmático, los órganos vestigiales.

En definitiva, un hecho, la evolución, es lo que pasa mientras que una teoría explica por qué pasa. El sol sale por el este, un hecho, pero la humanidad ha estado peleándose entre geocentrismos, dioses y astrología durante milenios. Todo ello por teorías equivocadas que no supieron que la patata terrestre gira hacia el este. Hoy en día ocurre lo mismo con la evolución. Es un hecho que antes hubo Homo erectus y hoy en día está el sapiens, pero otros se entestan en complicar las cosas diciendo que la evolución es falsa e irreal. Me refiero a los testigos de Jehová, a la cienciología, a la fe Baha’í; a los creacionistas del diseño inteligente, y por último a algunas webs del Islam que niegan la evolución.

Desgraciadamente muchos alumnos influenciados por estas NO ciencias hablan de apariciones de especies como fe ante la evolución de los hechos. Y es que lo evidente está delante de nuestros ojos: hubo cambios de variabilidad y especies, es decir, hubo y hay evolución. Este es un hecho que la Teoría Sintética de la Evolución explica hoy en día. En 1859 Darwin propuso solo una primera hipótesis, la Selección Natural, para explicar cómo evolucionan los organismos. Desde ese 1859 hasta hoy tenemos una gran teoría que no discute el hecho evolutivo, solo lo demuestra con decenas de mecanismos. Todos ellos explican los cambios de variabilidad y especies de nuestros ecosistemas. Aun así los ya mencionados de Jehová, diseño inteligente y otros publican en contra de esta teoría científica, la ya citada Teoría Sintética de la Evolución. Para ello se empecinan en hallar adaptaciones y funciones en algo que la Biología ha descrito como órganos vestigiales. En ellos las NO ciencias hallan su propia trampa ya que defienden algo que las contradice en su base. Si Dios, Alá, una energía indetectable o un diseño inteligente estuvieron detrás de la evolución humana, ¿cómo se explica que decenas de nuestros rasgos no ostenten función alguna?, ¿cómo se explica que los entes superiores no diseñaran a la perfección al ser humano? Me refiero a ejemplos obvios como la inutilidad de la muela del juicio con sus dolores; a la inutilidad del apéndice vermiforme con su apendicitis; a la inutilidad del sinus frontal con su sinusitis; o a la inutilidad del cóccix con sus lumbalgias. Todos ellos, y otros cien vestigiales más, los explica la Teoría Sintética de la Evolución ya que pertenecen a estructuras heredadas de nuestro pasado evolutivo. Es decir, no fueron diseños inteligentes. Nuestro acervo genético se halla plagado de genes buenos, malos y neutros. Por eso muchas chacras anteriores son herencia de nuestro pasado evolutivo sin adaptación alguna y con dolencias para muchos. La muela del juicio perteneció a grandes mandíbulas en nuestros antepasados mascadores; el cóccix vertebral a la cola que se redujo durante la evolución de los simios; el apéndice vermiforme a extintas extensiones intestinales cuando digeríamos grandes cantidades de fibra; y el sinus frontal a nuestro cráneo “reptiliano”. Todos los fósiles hallados conducen a tales conclusiones, y los fósiles son hechos. Es más, estos, si usted deseara quemarlos, no arden. El carbón es una excepción, pero se ensuciaría las manos en tal parco intento.

| La evolución simplemente es un hecho observable. Una teoría es una asociación de ideas que pretende describir la realidad, no serlo. En cambio la evolución es real en base a los cambios fósiles, a las mutaciones genéticas y a lo más paradigmático, los órganos vestigiales.

FOTOGRAFÍA DE DAVID RABADÀ (Isla de Comodo, Indonesia)

En fin, si el hombre y la mujer no son perfectos, y no fueron creados a la imagen y semejanza de una energía indetectable, de un diseño inteligente o de un Dios, es que simplemente fueron fruto de la evolución biológica de nuestro arcaico planeta. Los humanos no representamos una cima evolutiva, y ni mucho menos lastrados con tantas decenas de órganos vestigiales. Estos son restos de nuestro pasado remoto y pruebas de la misma evolución, una evolución que jamás se ha hallado dirigida ni prevista por entes superiores. Insistamos, la evolución resulta incierta y chapucera trabajando con lo antecedente. Así, y sin dirección, oscila como un péndulo entre mutaciones, adaptaciones y tasas de reproducción de los organismos. En todo ello jamás responde al dictamen de un diseño inteligente ni de un ser consciente.

| Los humanos no representamos una cima evolutiva, y ni mucho menos lastrados con tantas decenas de órganos vestigiales. Estos son restos de nuestro pasado remoto y pruebas de la misma evolución, una evolución que jamás se ha hallado dirigida ni prevista por entes superiores. 

FOTOGRAFÍA DE DAVID RABADÀ (Himalaya)

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«Los 6 millones de años de la evolución humana se pueden resumir en tres fases simples que este libro resume con datos actuales: el bipedismo, la encefalización y la adquisición del habla articulada. Pero el gran problema no es la evolución sino las pugnas científicas que desean imponer sus intereses y creencias. Si deseamos que esto no siga sucediendo en el futuro habrá que difundir el verdadero objetivo de la Ciencia». 

Referencias

  1. Gould, S (1981): La Falsa Medida del Hombre. Biblioteca de Divulgación Científica. Ediciones Orbis.
  2. Rabadà, D. (2020): Prejuicios y Evolución Humana. Editorial Canalla.
  3. Sterelny, K (2020): Richard Dawkins contra Stephen Jay Gould. Arpa ediciones.